Este acabado se crea puliendo la piedra con media intensidad y el resultado es una apariencia tersa y sin brillo. El acabado mate ayuda a mostrar con mucha claridad las características naturales de la piedra como su tonalidad y si tipología en la veta.

Este acabado se obtiene aplicando cepillos de plástico duro o de metal a la superficie de la piedra. Esta acción remueve la parte más suave de la piedra y desgasta la superficie, dándole una mirada de acabado antiguo.

Para lograr este acabado se aplica un chorro de alta presión de arena silícea o tiros de acero a la zona a tratar. Este tratamiento produce una abrasión suave, dejando el material con una superficie ligeramente rayada (pero no rugosa). Los tonos de color y las venas se diluyen ligeramente.

Este acabado se obtiene a base de abrasivos muy finos que sirven para dejar una superficie antiderrapante.

Este acabado se obtiene dejando la piedra sin ningún tratamiento al salir de la laminadora.

Este acabado se obtiene con el uso de una martinilla que sirve para conseguir una textura degradada de aspecto raso.

Este acabado se obtiene colocando un anillo con dientes diamantados para rallar la piedra uniformemente.

Este acabado se obtiene exponiendo las piedras al ácido con diferentes tiempos y fórmulas generando un acabado corroído y avejentado.